La esencia de una madre es amar y querer desmedidamente;
querer al hijo que trae al mundo, al que educa, al que crece.
Una madre quiere y ama a su hijo no solo porque le dio la vida;
lo ama por lo que vive a diario, por la protección que le ha dado.
Madre que tienes un hijo con autismo, tu labor es más amplia,
tú vives en un estado de «lucha o huida», pero no huyes;
tú siempre encuentras un punto para adquirir mas fuerza;
Madre especial... que Dios te bendiga y te mantenga firme.
A ti que sabes que aún quedan muchas batallas por delante;
a ti que tienes una actitud de soldado listo para la batalla;
que levantas ese muro de emociones para protegerte del dolor;
Dios te dé mayor fortaleza día a día para ser protectora activa.
A la paciencia con la que llevas su comportamiento;
a tu capacidad para interpretar sus acciones y deseos;
a la fuerza interior que te caracteriza y te distingue,
que Dios las bendiga y las premie lo necesario y suficiente.
Madre especial, con seguridad que ese hijo te quiere mucho,
por los logros que tienes con él y para con él día a día,
por ser directora general, médico, abogada y profesora,
por ser todo a la vez, no solo tu hijo, Dios también te premia.
Tú que te ves forzada a aprender lo que el autismo significa,
no solo en el caso de tu hijo, sino también en casos diferentes,
tú que pasas horas leyendo las últimas investigaciones en autismo,
no desesperes, la ciencia viene en tu apoyo... y viene fuerte.
Tú que vives deseando que tan solo pudiera decir ‘Mamá’,
no desesperes, mejor busca la manera, confía en la tecnología,
y verás que pronto él te podrá decir: mamá, te quiero, y más;
pero debes de perseverar, y debes contribuir también.
Ten presente que el amor a un hijo es un amor desmedido;
pero tu amor es más que eso, es un amor guerrero, fuerte,
es un amor activo, que no espera, que busca y lucha por él.
Porque un "especial amor" es... criar a un hijo con autismo.
Reyes Juárez Ramírez
Fuente: Facebook GIIPI_Autismo
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