Izzy Paskowitz era uno de los mejores
surfistas profesionales. Lo tenía todo en la vida, una mujer a la que
adoraba, un futuro sin muchas preocupaciones económicas y un hijo al que
amaba. Pero todo fue cambiando cuando el pequeño Isaiah dejó
de hablar, pensando inicialmente que era sordera para acabar
descubriendo cual era el problema real. Descubrieron que el pequeño
tenía autismo, una palabra que desconocían pero que cambiaria sus vidas.
Isaiah un buen día cogió una ola con su padre, una ola que le dio calma
y un sosiego poco habitual en él. Mar y cuerpo se unían para calmar la
enfermedad. Ahí fue cuando Izzy decidió fundar Surfers Healing, una
organización que ayudaría a niños y jóvenes con autismo a mejorar sus
vidas.
El contacto con el mar y el amor que Izzy le pone a las
actividades que realizan, hacen que su labor sea admirable, siendo muy
querido por los padres que llevan a sus hijos a esta fundación y más
querido por los propios niños, que disfrutan del mar.
Sin duda, Izzy nos da una lección en la vida con su fuerza y hace que aplaudamos estas iniciativas.
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